La ciudad francófona de América se viste de blanco con el objetivo de recibir a miles de visitantes provenientes de diferentes partes del mundo. Las calles de esta urbe se transforman en inmensas pistas de patinaje, los residentes son como osos en su invernadero, esperando que la primavera llegue para sacar sus trapitos al sol. Sin embargo, en estas frías temporadas un sinfín de actividades está disponibles para aquellos que quieran descubrir la profunda historia de esta blanca provincia.
Un lugar que definitivamente les recomiendo es el Viejo Puerto de Montreal, pues es definitivamente un destino único y extremo, sobre todo para los amantes del anzuelo, pues es atractivo para aquellos que quieran descubrir la pesca sobre hielo. En el verano, este puerto es la entrada comercial de miles de barcos.
“La pesca de hielo es una experiencia única, no podría imaginarse ver un pez que sale de un orificio congelado, esto al interior de una cabaña. Los visitantes no asimilan que están parados sobre un río congelado, y muchos menos piensan que debajo de nosotros hay tantos peces”, nos comparte Jean Desjardins, presidente y fundador del centro de pesca en hielo del Viejo Puerto.
Uno de los prehistóricos peces que se puede atrapar es el esturión, conocido por su exótico y deleitoso caviar. Pues pescar a tan solo metros de la antigua colonia francesa es definitivamente una experiencia indescriptible. Para muchos pescar es solo un placer.
“Yo estoy aquí dos o tres veces por semana. No me gusta comerme el pez, pero como me encanta la pesca. Los atrapo y los vuelo a lanzar al río”, mencionó Nancy Stevens, quien ya es una gran experta de esta pesca.
Para esta época, el río San Lorenzo se congela a más de 60 cm de espesor y lo más práctico, es que el lugar se encuentra a tan solo dos minutos del Viejo Puerto de Montreal. Para este año, el lugar espera más de 30 mil visitantes. El precio familiar no rebasa los 15 dólares canadienses.
La pesca de hielo es una sorpresa, pues no se puede ver lo que hay en el agua, lo que quiere decir que no vemos cuando el pez muerde el anzuelo, dice sonriente Daniel Carpentier, turista.
“La pesca sobre hielo es algo nuevo para nosotros. Es la primera vez que lo hacemos y nos sentimos nerviosos”, nos comparten dos jóvenes turistas.
Hay que tomar muy en cuenta que en estos lugares, la temperatura varía entre -20 a -30 grados centígrados, mientras que el río San Lorenzo corre a 20 km/h. Los amantes de la pesca tienen acceso al equipo necesario y a un motín de tres peces por día. Esta aldea urbana estará abierta por más de siete semanas.